Para comenzar con estos hábitos es importante elegir alimentos menos procesados y disminuir aquellos que sean enlatados, congelados o productos ultraprocesados que aportan ingredientes no necesarios y en exceso, como sodio y grasas.
Es importante planificar con antelación el menú, que incluya una gran oferta y opciones de alimentos ya que ningún ingrediente por separado tiene la capacidad de ofrecer o aportar todos los nutrientes necesarios. En lo posible evitar las salidas diarias de casa y tener en cuenta la sanitazación de los productos al llegar al hogar.
Las cuatro comidas diarias no se deben saltear y se deben evitar los periodos de ayuno prolongado ya que posteriormente pueden provocar una ingesta compulsiva.
Seleccionar preparaciones que permitan la incorporación de productos integrales y ricos en fibras, como arroz o harina integral, legumbres, por sobre otras propuestas bajas en fibra como harinas blancas.
Iniciarse en el consumo de estos productos integrales debe ser paulatino pero constante, por ejemplo, combinar arroz integral con una ensalada fresca o elegir una masa de tarta con harina integral para una de las comidas, o incorporar una cucharada de salvado en una sopa de vegetales, son buenas opciones a tener en cuenta.
Elegir frutas de estación y verduras frescas que estén en forma diaria en nuestras preparaciones, variando los colores y presentaciones de cada uno, para aportar mayor variedad de vitaminas y minerales.
Es fundamental consumir 2 litros de agua al día es fundamental para disponer de una buena hidratación y permitir el correcto funcionamiento del organismo. También se debe priorizar el consumo de hierbas aromáticas para saborizar las comidas, por sobre el agregado de sal.
El aislamiento en contexto de COVID-19 es una oportunidad para comenzar a implementar todos estos hábitos saludables, como así también de revisar el contenido de sodio de los alientos que tenemos en el hogar para que a la hora de las compras se priorice otras opciones. Lo mismo ocurre con el contenido de azucares agregados, que pueden aparecer como jarabe de maíz, fructosa, jarabe, melaza, o miel u otros.